No es un secreto para nadie que desde temprana edad debemos empezar a cuidar la piel desde afuera, teniendo una adecuada higiene y rutina facial, con los productos adecuados para cada tipo de piel. Además de evitar una exposición extremada al sol.
De igual forma, a nadie le gusta ver su piel flácida, sin vida, con manchas, mucho menos arrugada. Por lo que muchas veces tiramos la casa por la ventana comprando:
- Productos con colágeno y ácido hialurónico.
- Mascarillas comerciales.
- Serums con retinol, vitamina C, entre otros.
- Además de usar cualquier remedio casero que nos comparta una amiga o vecina.
En fin, compramos productos y más productos que creemos pueden solucionar nuestro problema, y rogamos al cielo porque surtan algún efecto positivo en nuestra piel. Y si todo esto no resulta, entonces nos apuramos a ir al dermatólogo a que nos recete algo para todo eso que no nos gusta ver en nuestra piel.
Y sí, está bien visitar el dermatólogo y cuidar de nuestra piel con los productos adecuados para ella. Sin embargo, no logramos entender que estas visitas al dermatólogo por un problema recurrente, y todos esos medicamentos que nos recetan, solo tratarán los síntomas, mientras que la causa principal continuará haciendo de las suyas en nuestro organismo.
Es por todo esto que, en esta ocasión hablaremos sobre el origen de casi todos los problemas de la piel, y qué hacer para que así podamos arrancarlos de raíz.
Nuestro Hígado.
Nuestro organismo puede estar funcionando relativamente bien y tener el 90% del hígado siendo poco efectivo. Entonces, posiblemente el hígado no presente síntomas graves sin haber sobrepasado ese porcentaje.
Por lo que, no cuidar de nuestro hígado con el tiempo nos lleva a sufrir de varias enfermedades en la piel, además de un sinnúmero de enfermedades que obviamente no deseamos padecer. Muchas veces nos preocupamos tanto de cuidarnos por fuera, que se nos olvida por completo que es más importante el cuidarnos desde dentro:
- Comemos todo lo que nos pasa por en frente.
- No hacemos ejercicio físico, o muy poquito.
- No le préstamos atención a las señales que emite nuestro cuerpo.
- Etc.
Y sí, podemos tomar todas las píldoras, vitaminas, suplementos y minerales que existen pero lamentablemente, es un desperdicio de tiempo y dinero si no nos preocupamos por lo que entra a nuestra boca. Los suplementos y vitaminas ayudarán muy poco si no nos mantenemos lo más lejos posible de la comida chatarra.
La salud del hígado desempeña un papel crucial en el bienestar general del organismo, y su influencia se extiende considerablemente hacia la piel. Este órgano, conocido por su función de desintoxicación, se encarga de filtrar sustancias nocivas que, de no eliminarse adecuadamente, pueden provocar diversas complicaciones cutáneas. En este sentido, condiciones del hígado pueden reflejarse en problemas de la piel como el acné, eczema y otras afecciones dermatológicas.
El acné, un trastorno común, puede verse agravado por una disfunción hepática. Cuando el hígado no procesa los desechos y toxinas de manera eficiente, estas sustancias pueden acumularse en el organismo, resultando en brotes de acné. Además, el hígado también regula la producción de hormonas, y un equilibrio hormonal inadecuado puede contribuir directamente a esta condición cutánea. Por otro lado, el eczema, que se presenta como una inflamación de la piel, puede surgir como consecuencia de las toxinas que el hígado no logra filtrar. Esto se traduce en irritación y reacciones alérgicas, que afectan gravemente la salud de la piel.

Donde Comenzar Para Cuidar La Piel
Existen varios alimentos y sustancias que pueden perjudicar gravemente la salud del hígado, lo cual, a su vez, tiene un impacto negativo en la piel. Uno de los principales culpables es el alcohol. Su consumo excesivo se ha asociado con una serie de problemas hepáticos, que van desde la acumulación de grasa en el hígado hasta enfermedades más severas como la cirrosis. La metabolización del alcohol crea toxinas que pueden dañar las células hepáticas, lo que repercute en la capacidad del hígado para realizar su función de desintoxicación. Esta incapacidad puede manifestarse en problemas cutáneos, como la piel opaca y el aumento de imperfecciones.
Otro grupo de alimentos que puede afectar tanto al hígado como a la piel son las grasas trans. Estas grasas, presentes en muchos alimentos procesados y fritos, pueden causar inflamación y resistencia a la insulina. Este tipo de inflamación es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades del hígado y, a su vez, puede afectar la salud de la piel, induciendo problemas como el acné y el envejecimiento prematuro. Por lo tanto, es recomendable limitar la ingesta de estos productos para mantener el hígado y la piel en un estado óptimo.
Además, el consumo excesivo de azúcar tiene un efecto devastador en el hígado y la piel. La fructosa, un tipo de azúcar común en los alimentos procesados, se metaboliza en el hígado y puede llevar a la acumulación de grasa, afectando su funcionalidad. Un hígado comprometido puede contribuir a una piel menos radiante y, en algunos casos, a problemas dermatológicos, como el eczema. Es fundamental ser consciente de la dieta y optar por alternativas saludables que nutran tanto al hígado como a la piel, promoviendo así un bienestar integral.
Partiendo de lo antes dicho, el primer paso en hacer una limpieza hepática es alejarse todo lo que se pueda de:
- El alcohol.
- El cigarrillo.
- El sedentarismo.
- Alimentos envasados, empacados.
- Las comidas rápidas.
- Los azúcares.
- Los alimentos procesados, especialmente de las carnes procesadas y llenas de quimicos, los granos y productos lácteos.
La carne y los productos lácteos de establecimientos de comida rápida (llenas de sazonadores artificiales) están cargados de azucares, pesticidas, alimentos genéticamente modificados, antibióticos, esteroides, hormonas, residuos de medicamentos, etc. Así que evitando estos alimentos podrás desintoxicar tu hígado, y a la vez desintoxicar tu piel.
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Mientras, trata de acercarte a la comida orgánica. Intenta consumir alimentos que contengan su forma completa.
Alimentos que Benefician la Salud Hepática.
Entre los alimentos más recomendados se encuentran las verduras crucíferas como el brócoli y la coliflor. Estos vegetales son ricos en antioxidantes y compuestos que ayudan a desintoxicar el hígado, potenciando su capacidad para eliminar toxinas. Se sugiere consumir al menos una porción diaria de estos vegetales, ya sea al vapor, salteados o en ensaladas.
Las frutas también juegan un papel esencial. Las frutas cítricas, como las naranjas y los limones, son ricas en vitamina C y antioxidantes, lo que no solo mejora la función hepática, sino que también ayuda a mantener la piel radiante. Incorporar una porción de fruta cítrica como snack o en batidos puede ser beneficioso.
Además, los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón y las nueces, son imprescindibles para mantener una buena salud hepática. Estos nutrientes ayudan a reducir la inflamación y promueven la salud celular general. Se recomienda consumir pescado graso al menos dos veces por semana.
Los legumbres, tales como lentejas y garbanzos, son también una excelente fuente de proteínas y nutrientes que ayudan a regular el metabolismo en el hígado. Una porción de legumbres puede ser incluida en ensaladas, sopas o guisos para maximizar sus beneficios.
De forma resumida, es ideal enfocarse en:
- Los vegetales.
- Las carnes orgánicas, y en especial la carne roja.
- Huevos de gallinas libres y alimentadas en su forma original y natural.
- El ganado alimentado con pasto.
- Granos enteros germinados.
- Además, consumir aceites como: Manteca de cerdo o res, Oliva, Aguacate, Coco. Estos 3 últimos en su forma Extra Virgen.
Esos tipos de alimentos ayudaran en que puedas hacer una buena limpieza de tu hígado. Por lo tanto, esto traerá consigo una piel hermosa y llena de vida. Y a la vez un bolsillo feliz por no tener que gastar en tantos productos cosméticos.
Importancia de la Hidratación
La hidratación es un componente esencial para el funcionamiento óptimo del hígado y la piel. El hígado, como uno de los principales órganos de desintoxicación del cuerpo, requiere agua suficiente para llevar a cabo sus funciones de manera eficaz. La falta de hidratación puede afectar negativamente su capacidad para filtrar toxinas, lo que puede resultar en una acumulación de sustancias nocivas en el organismo. Además, una adecuada ingesta de agua apoya la producción de bilis, un jugo digestivo que juega un papel crucial en la digestión de grasas.
Por otro lado, la piel también se beneficia considerablemente de la hidratación. El agua es fundamental para mantener la elasticidad y luminosidad de la piel, lo que contribuye a una apariencia saludable. La deshidratación puede llevar a una piel seca, opaca y propensa a arrugas. Estudios han demostrado que una ingesta adecuada de líquidos mejora la piel, haciendo que se vea más jugosa y menos desgastada. Estas propiedades hidratantes son aún más importantes a medida que envejecemos, ya que la piel tiende a perder su capacidad para retener la humedad con el tiempo.
Y recuerda, la piel es el órgano más grande que tiene nuestro cuerpo. Esta es flexible, resistente, respira, y las 24 horas del día se mantiene activa en muchas de las acciones básicas y relevantes para el organismo. La piel tiene la capacidad de regenerarse, por lo que nunca es tarde para empezar a cuidar de ella.
Inténtalo! Por ti, por tu piel, por tu salud.